Última modificación: 2018-08-06
Resumen
El proceso enseñanza aprendizaje involucra además de la acción de transferencia de conocimiento realizada por un emisor a un receptor, otro proceso que comúnmente culmina con una evaluación. Justamente, la evaluación busca identificar la apropiación que ha tenido el estudiante de la información que ha recibido y si, en el caso de las asignaturas netamente relacionas con el énfasis de su profesión, dicha información podrá ser empleada para desempeñarse laboralmente. Existen diferentes formas para realizar la evaluación en el aula, siendo la más común aquella en la cual el docente realiza una evaluación sumativa mediante exámenes, quices, trabajos o proyectos, valorados en función de unos criterios previamente establecidos. Como se observa, este tipo de evaluación es unidireccional.
El dinamismo propio de la academia está motivando la incorporación de otro tipo de evaluación que permita entre pares de un mismo grupo de trabajo (co-evaluación) y de los pares del mismo curso (heteroevaluación), así como también la autoevaluación.
El objetivo de este trabajo es presentar los resultados de la implementación de estrategias pedagógicas adelantadas para aplicar la autoevaluación en los cursos de Diseño I y Proyectos de Construcción de Ingenieria Civil y en los cursos de Herramientas computacionales y de Estructura de Datos en Ingenieria de Sistemas, en donde en estos últimos se incluye también un sistema de calificación por puntos que tiene buena acogida por parte de los estudiantes.
Con relación a los cursos de Ingeniería Civil, a lo largo de la recopilación del comportamiento de las cohortes, se ha recogido información valiosa que se ha empleado para ajustar nuevas prácticas pedagógicas.
Con relación a los cursos de Ingeniería de Sistemas, el estudio corrobora las condiciones de distribución no universal sino diferencial y particularizada de la autoevaluación en cada grupo de estudiantes; se evidencian los estados de ansiedad que vive el estudiante que se somete a este tipo de prueba, que si bien es cierto tienen puntos en común entre teorías racionalistas e irracionalista, pretende que el evaluado reconozca las fortalezas y debilidades en las competencias tanto profesionales pero principalmente en las humanas, es decir, en aquellas que lo van a definir como una persona capaz para interactuar con el otro. Finalmente, los estudiantes al finalizar estos cursos, consideran que han recibido un tratamiento preferencial, deferente, en donde sus aciertos y desaciertos son valorados con una consideración formativa, no castigadora pero orientada a un mejoramiento de su calidad humana.